Cómo reaccionar ante las malas notas escolares de tus hijos
Educación en Familia
Susana Beltran
6 min
El momento de entrega de las notas escolares es delicado en todas las familias cuando llega un mal resultado, tanto si no es esperado como si se repite con frecuencia. La gestión de las emociones que desencadena y cómo afrontemos la información determinará en gran medida cómo impacta a nuestros hijos y la probabilidad de que se repita en el futuro.
Las evaluaciones toman peso a medida que pasan de etapa educativa, y valoran resultados en base a objetivos y actitudes, pero difícilmente miden el esfuerzo que se ha realizado. Éste es un valor más personal que seguramente conocerá mejor la familia y el tutor/a del centro escolar, y que deben tenerse en cuenta también en un momento tan delicado.
¿Cómo debemos actuar al recibir malas notas escolares?
Los sentimientos de decepción y frustración pueden cegarnos en el momento de recibir unas malas notas, olvidando en ocasiones que ambas sensaciones son compartidas también por nuestros hijos/as, pero que somos los adultos los que debemos contar con más recursos para afrontarlos.
Vamos a listar algunos consejos para poder afrontar el momento de la mejor manera posible.
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Revisar las notas en el momento adecuado: mirar las notas en la puerta del colegio cuando llegas después de un día cansado del trabajo, no hará más que empeorar la reacción. Aunque la tentación sea grande, procuremos revisar las notas una vez que lleguemos a casa con nuestro hijo/a, cuando podamos leerlas detenidamente y hablar de ellas juntos, sin sentirnos juzgados por opiniones de otras personas alrededor o sin tiempo suficiente para ver la totalidad de la información antes de valorar.
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Gritar no ayuda: nos podemos sentir enfadados, pero gritar a nuestros hijos/as por sus notas no va a solucionar nada sino a empeorarlo. Necesitamos abrir puertas de diálogo con ellos para entender los motivos que han llevado a las malas notas y también saber cómo se sienten.
Y aunque parezca obvio, nunca debemos dirigirnos a los niños/as de forma despectiva o poniéndoles etiquetas delante de sus compañeros/as de clase o familiares, por ejemplo, dirigiéndonos al hablar como “no se entera de nada” o “para las matemáticas es un negado”. Y comparar sus resultados con sus hermanos/as tampoco le ayudará en absoluto, céntrate en sus necesidades.
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Abordar conjuntamente el problema: como cualquier problema importante, deberíamos afrontarlo con una buena comunicación en la familia. Conversar de forma constructiva sobre qué ha motivado esos resultados y qué se puede hacer para revertir la situación.
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Identificar las causas: podéis tener una idea de los motivos por el feedback de su tutor/a, y también podéis revisar juntos los deberes para ver si no comprende bien la materia o por el contrario falla en el momento del examen. Las causas pueden ser muy variadas (falta de esfuerzo, constancia, dificultades de aprendizaje, factores externos…) y suele haber varias, así que habrá que buscar soluciones para cada una de ellas.
Si no vemos con claridad los motivos de las malas notas o hay discrepancias entre la visión de los padres e hijos/as, contar con la experiencia de un profesional es clave. En primer lugar, podemos recurrir a una reunión con su tutor/a escolar, pero si no es suficiente podemos buscar el apoyo de un profesor/a particular. Al realizar clases individuales es más rápido conocer las necesidades y carencias de cada estudiante para poder actuar.
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Consensuar objetivos: plantear cuáles son las expectativas de mejora y consensuar las acciones que vamos a abordar para cumplirlas. Es mejor abordar objetivos pequeños pero factibles, por ejemplo, pasar de un suspenso a un aprobado, que irreales como conseguir un excelente en la siguiente evaluación. Si nos marcamos metas inalcanzables, rápidamente se perderá la motivación y el sentimiento de fracaso será el predominante aunque se avance en los resultados.
Preparar un plan de estudio conjunto e ir ampliando objetivos a medida que se vayan consiguiendo. Y asegurar tener los recursos adecuados para cumplir el plan, que pueden ir desde liberar tiempo cada semana para estudiar cómo poder tener un profesor particular online que pueda resolver las dudas al realizar los deberes o preparar un examen.
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No dramatizar: un suspenso o varios no tienen por qué marcar el futuro de nuestros hijos/as, demos el peso que se merece la noticia y dejemos de lado hipótesis dramáticas que no tienen por qué cumplirse. Un suspenso no deja de ser un problema para resolver, y en la vida se encontrarán con muchos otros problemas, así que centrémonos en ayudarles a resolver problemas en lugar de tener una gran bronca y olvidar el asunto al cabo de unos días.
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Motivarlos en sus estudios: toda dificultad necesita una dosis extra de motivación para revertir la situación. Debemos ayudarles a adoptar una actitud resiliente y poner en valor el esfuerzo que van a realizar, motivándolos a seguir intentándolo. Puedes organizar pequeñas recompensas por cada logro conseguido, cómo escoger qué cenar esa noche o qué película vas a ver juntos el fin de semana. Pero en especial, tus palabras de ánimo y afecto se pueden convertir en tus herramientas más efectivas para que no desista en su propósito.
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Asumir errores: si bien cada estudiante debe ser responsable de sus notas finales y debemos fomentar su autonomía, como padres y madres tenemos también una parte de responsabilidad en sus resultados ya que debemos también educar desde casa los hábitos de estudio y potenciar el valor del esfuerzo y las responsabilidades.
Podemos educar en esta área desde pequeños, en la medida adecuada a cada edad. Por ejemplo, las horas de sueño y una alimentación adecuada influyen en la capacidad de atención de los estudiantes, y éstas son competencias de los padres. También ofrecerles un espacio adecuado para estudiar en casa es nuestra responsabilidad como adultos, así como asistir a las reuniones escolares y hacer un seguimiento periódico de los deberes o resultados de exámenes que se vayan realizando.
Es posible que como padres también cometamos errores que afectan a los resultados de nuestros hijos/as, o que detectemos margen de mejora en algunos. Seamos transparentes al tratar las notas con nuestros hijos /as y participemos activamente de la solución asumiendo errores posibles también por nuestra parte y comprometiéndonos a resolverlos.
Estos consejos sobre cómo abordar unos malos resultados académicos os ayudarán en la gestión de ese momento tan incómodo y frustrante que debemos abordar con especial atención e inmediatez para ayudar a nuestros hijos/as a superarlo con una actitud proactiva que genere una solución en lugar de un problema que se extienda más allá de las competencias académicas.
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